jueves, 21 de marzo de 2013

Francisco, un soplo de fe



Una electrizante sorpresa sacudió el ánimo de Latinoamérica toda al conocer que nuestro Jorge Bergoglio era designado como el nuevo Papa. Luego con indisimulable orgullo nacional fuimos sintiendo que el mundo todo apreciaba entusiastamente la llegada de FRANCISCO.

Cuando el materialismo mercantilista y el utilitarismo despiadado parecían enseñorearse en la sociedad mundial. Llegó un soplo de FE, un recuerdo de nuestros orígenes. Un llamado silencioso y profundo que nos recuerda cuál es nuestra verdadera identidad interior. Así llegó Francisco desde “el fin del mundo” que tal vez sea el nuevo principio.

La designación de nuestro Santo Padre nos recuerda una agradable sentencia mística que afirma:   “Siempre que haya un debilitamiento de la ley y un crecimiento de la ilegalidad en todas partes, entonces YO me manifiesto.”

Mil señales ya asoman en el horizonte de las decisiones del nuevo Jefe del Catolicismo. Una Iglesia al servicio de los pobres de los necesitados. Francisco rompe con el protocolo acartonado y superfluo para brindarse a todos en un salto gigante hacia las cumbres de un espíritu solidario y fraternal.

Jorge Bergoglio salió de Buenos Aires con su Báculo de humildad, llega a  Roma y en horas se convierte en el nuevo Papa tan esperado. Lo vemos dispuesto a continuar por su misma senda de coherencia y servicio a los más necesitados. Los aires de la Ciudad eterna no mellan la austeridad Jesuita de un Santo Padre que quiere mantener la mística de un cura de barrio.

La autoestima nacional se disparó hacia el cielo mismo, y acordes suramericanos de pueblos pobres con dignidad a flor de piel estremecieron al mundo. El continente joven depositaba en el Vaticano a uno de sus hijos más dilectos.

Francisco, a los 76 años de edad, posee la lucidez y el entusiasmo de los que saben que la vida tiene un sentido, que todo esfuerzo es positivo, que el bien se impondrá en la faz de la tierra. Cuántos jóvenes de 20 0 30 años vemos abatidos, aplastados, casi vencidos…Bueno… para ellos también, Francisco con sus años a cuesta, les brinda testimonio de esperanza.

Nadie está perdido, nadie está vencido, Todo puede y debe ser trasmutado hacia el sendero de la evolución.

Francisco irradia una fresca y natural compasión, Tal cual su inspirador San Francisco de Asís. Definimos el término compasión para sumergirnos plenamente en el océano diáfano de su belleza perfecta. Compasión: Sentimiento de tristeza y congoja que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar, remediar o evitar su dolor o sufrimiento, de nuestros semejantes y el de la creación toda.

Sospechamos que los días que se aproximan estarán llenos de fuertes emociones, pero no actuemos como simples espectadores. Más bien ocupemos un rol protagónico y apoyemos activamente la existencia de un orden mundial humanista y auténticamente cristiano. Para esto, empecemos por ser menos egoístas, más humildes y compasivos. Esto es lo que nos propones este SOPLO DE FE que con respetuoso cariño  y sentido orgullo llamamos FRANCISCO…

Máximo Luppino